Si la unión hace la fuerza, qué grande es nuestra debilidad. Porque, aunque juntos en Europa, caminamos poco unidos y esto dificulta salir de la depresión económica y social en la que nos encontramos. No confundamos juntura con unión. Estar juntos no significa estar unidos, y menos si se atenta contra la empatía y se burla a la solidaridad. Es lo que pasa en nuestra Unión Europea (qué falaz nombre).
Cuentan que Jacques Delors, cuando Felipe González le comunicó sus intenciones de adherir España a la CEE(hoy UE), le advirtió con este interrogante: ¿Ya sabes que vais a entrar en una cueva de ladrones?. No me atrevo a decir que en la UE campe el latrocinio pero sí que hay decisiones que, aunque disfrazadas de acuerdos, pueden considerarse hurtos políticos de injustas consecuencias. Lo son algunas tomadas por el Consejo de Jefes de Estado, escandalosamente dominado por Ángela Merckel, usurpando la función del Parlamento Europeo, la institución más democrática de la UE y por eso la más legitimada para establecer las reglas de juego comunitario. El último abuso ha sido la decisión de que gran parte del sistema bancario germano (su red de cajas de ahorro y banca regional, con graves problemas de solvencia) escape de la supervisión bancaria común a llevar a cabo por el BCE dentro del proyecto de mayor integración de la banca europea. El gobierno alemán no quiere para él lo que impone a los demás. Estamos juntos en la UE, pero sin empatía. Pobre unión.
La solidaridad hace tiempo que huelga con impudor: Nada de eurobonos o de otros instrumentos financieros mutualistas que mitiguen los problemas de endeudamiento de algunos países miembros provocados tanto por fallos propios como por reglas de juego comunitarias mal diseñadas. Nada de programas de relanzamiento de la economía europea, aun cuando esta se encuentre en recesión. ¡Viva la austeridad!, aunque muera el bienestar de millones y millones de ciudadanos europeos. Que la prima de riesgo de los países PIGS luzca sus mejores galas, porque en esta “txarriboda” hay otros países que lo pasan muy bien (han llegado a colocar su deuda pública a tipos de interés negativos).
Según la mitología griega Europa fue una mujer fenicia raptada por Zeus, quien, bajo la apariencia de un toro, la llevó en sus lomos a Creta. Hoy en día la Europa de los 27, y en particular la eurozona, parece secuestrada por otra mujer, la canciller A. Merckel, quien, con aspecto de ángel custodio pretende conducirla bajo sus alas hacia los intereses de Alemania. Los liderazgos empáticos son constructivos, pero no los egocéntricos, y el de Angela M. parece excesivamente germano.
Iniciamos el nuevo año 2013 con la voluntad de Europa (y en especial la de España de Rajoy) rendida a los encantos de Angela Merckel que se está vistiendo de novia para las elecciones generales que se celebrarán en Alemania entre el 27 de agosto y el 27 octubre. Para ganarlas tiene que dar lo mejor de sí, esto es, el bienestar que roba a otros. Dicen los pronósticos que nos espera un mal año. Pues que nos espere. Démosle plantón.