Mucha gente piensa que la presentación ante la opinión pública de los Presupuestos Generales del Estado 2012 se retrasó hasta el viernes 30 de marzo por intereses electorales del PP en Andalucía y Asturias. Sin embargo yo creo que Rajoy eligió esa fecha porque era el umbral de la Semana Santa. Don Mariano es aficionado a las frases populares, tales como “llamar pan al pan y vino al vino, y hay una de estas que encarna muy bien la opinión del PP sobre la herencia recibida: la economía que nos han dejado “esta hecha un Cristo”. Así pues, cuadraba presentar en ese día la escolta presupuestaria con que el Gobierno se había propuesto acompañar a la economía en su vía crucis.
Que nuestra economía está pasando por un calvario es evidente. Llevamos expiando nuestros pecados (contra la ortodoxia financiera) desde mayo del 2010 sin lograr que dejen de azotarnos. Los mercados financieros, esa chusma irracional, no cesan de pedir sangre, a pesar de que nos estamos desangrando peligrosamente. La Unión Europea sigue haciendo de Poncio Pilatos, cuando no de inmisericorde Senedrín dominado por Merkel y Sarkozy (a semejanza de Anás y Caifás). Por otra parte, el presidente Rajoy, desbordado también por las circunstancias (como lo fue Zapatero), no parece emular a Simón el Cirineo ayudando a llevar la cruz sino a un centurión romano con exceso de celo que ordena a su tropa que escolte al reo con poca o nula compasión. Los planes de austeridad en educación y sanidad con que nos han sorprendido sus ministros Wert y Mato tras la presentación de los Presupuestos van a aumentar, sin duda, la angustia de muchos ciudadanos e inmigrantes.
Algo que hace especialmente penoso nuestro itinerario es la creciente desesperanza que nos provoca caminar en círculos viciosos cada vez más contractivos o deprimentes (recortes de gasto que llevan a más y más recortes por sucesivas caídas de actividad e ingresos fiscales) sin atisbos de escape o salida. Ayer el Banco de España, en su Boletín Económico del mes de abril, informaba que la economía ha vuelto a caer en recesión (la segunda caída en nuestra vía crucis) y que la desviación presupuestaria en el 2011 (terminar en un 8,5% de déficit en vez del 6% programado) se debió en un 90 % a la extrema debilidad de los ingresos públicos. ¿Dónde está la austeridad expansiva? Porque llevamos ya casi dos años de poda presupuestaria. Se nos dice que perseveremos y confiemos, que tras la cruz vendrá la resurrección, una nueva era de crecimiento intenso y sostenible. Pero nos carcome la duda, como a santo Tomás. Porque, al menos en cuestiones terrenales, como son estas, necesitamos ver para creer, y apenas se ve nada. Solo constatamos tres cosas: i) Las inversiones (pública y privada) en capital físico, humano y tecnológico se desploman; ii) el crédito sigue sin fluir tras las sucesivas reformas del sector bancario (la de Elena Salgado y la más reciente de Luis de Guindos) y iii) el desempleo no se detiene después de que el mercado de trabajo se haya reformado también dos veces.
La semana pasada nos dieron otro latigazo más. El gobierno argentino decidió expropiar Repsol disparando con la escopeta del populismo el “riesgo país iberoamericano” sobre algunas de las empresas españolas más importantes y competitivas, supuestamente más a salvo de la crisis por su implantación internacional. (Comentaré más adelante, en otro post, este nuevo problema). Afortunadamente, la semana terminó con una balsámica esperanza: ha aumentado la probabilidad de que Hollande gobierne Francia y con ello se rompa el ultraortodoxo tándem de Aná y Caifas, cambiando la relación de fuerzas en el Senedrín europeo. Con Hollande gobernando, Merkel tendrá que ceder en su ofuscada apuesta por la austeridad expansiva y en su tradicional renuencia a establecer mecanismos de solidaridad fiscal europea. El retorno de la socialdemocracia francesa promete ser un brote verde para la recuperación europea y por ende para la nuestra. Paradojas de la política: quizás veamos al denostado socialismo (aunque sea francés) hacer de Simón el Cirineo en nuestro calvario, supliendo al presidente Rajoy.
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C’est surtout l’attitude des gens qui fait peur.Où sont passés les bonnes manières à table et ailleurs, la bienséance, lerespect, le langage compréhensible, les sourires, la politesse, à peu près tout ce qui est le reflet de l’affection pour ses semblables, le plaisir ressenti après une bonne action, etc.Soit que je rêve, soit que je viens d’une autre planète, mais je n’ai pas besoin d’un film d’horreur pour me faire peur. Ce qui se passe sur notre planète me suffit amplement.
Why is it that all us strong women have such an issue with compassion towards ourSELVES! I see this so many times, sometimes looking out and sometimes staring straight back at me in the mirror. This makes me yearn…how can we change this…not just for me, but for all of us…our strength deserves our compassion…Such a beautiful post, Emma…authentic, as always =)