Recordando a María Jesús San Segundo
Me ha conmovido vivamente la muerte de Mª Jesús. Muchos y agradables son los recuerdos que hacen pervivir en mi el gran aprecio que he sentido por ella. Pero de las muchas veces que nos encontramos, conversamos e incluso colaboramos solo evocaré dos: la última vez en que la abrace y la primera en que la conocí.
Hablé con ella por última vez en Donosti, en septiembre del 2004, tras el acto de apertura de las XIII Jornadas de la Asociación de la Economía de la Educación. Mª Jesús era cofundadora de esta asociación, había sido presidenta durante algunos años y posteriormente siempre animó sus actividades, de ahí que, ya de ministra de educación, acudiese a estas jornadas para realzarlas. Como socio que era desde casi diez años, yo también asistía para participar en algunas sesiones y presentar una comunicación. Recuerdo que, zafándose del protocolo y de su guardia pretoriana, me dedicó unos instantes para interesarse por mí y quizás para darme la oportunidad de desearle buena suerte en su nueva y riesgosa aventura (llevaba solo unos meses en el cargo). Recuerdo que musité este deseo en su oído mientras le abrazaba.
La primera vez que la conocí fue en Sarriko, en la aula IV de la Facultad de CC.EE, una mañana de otoño de 1976. Recuerdo bien aquella clase en que, tras preguntar en vano a la masa de estudiantes si había algún voluntario para resolver un problema en la pizarra, la elegí a dedo bajo un sonoro “Usted”. Yo era entonces un ardoroso profesor de “Introducción a la Economía”, que iniciaba su carrera académica, y ella una atenta alumna de primer curso que solía sentarse en primera fila. Me sorprendió tanto la facilidad y la pulcritud con que hizo el ejercicio que me quedé observándola con admiración mientras retornaba a su asiento. Todavía tengo su imagen gravada en mi memoria: vestía pantalón vaquero y chaquetilla roja. Años después, ya de colegas, bromeando sobre este episodio, ella me recordó que el ejercicio de clase giraba sobre la “paradoja de la austeridad”.
Para quienes no lo sepan, esta expresión se refiere a un fenómeno económico observado en algunos países en tiempos pasados. Consiste en que, tras implantarse modas o medidas estimulantes del ahorro, la sociedad termina ahorrando menos. La explicación estriba en que la caída del consumo (por pretender ser más austeros) va seguida de reducciones en la producción y renta, que a su vez inducen un menor ahorro (por tener menos renta para ahorrar).
Quisiera haber tenido la oportunidad de volver a preguntarle ahora sobre este mismo tema, aunque revestido de actualidad. En especial, habría sondeado su opinión sobre si la política de austeridad que se ha impuesto hoy en día en España va a llevarnos finalmente a ahorrar más reduciendo nuestro abultado déficit público, o por el contrario, va a agravarlo por la merma de recaudación fiscal que puede conllevar el bajo crecimiento del PIB inducido por los recortes de gasto. Sí, me hubiera gustado saber qué pensaba sobre la cuestión de si hay o no, aquí y ahora, riesgo de emergencia de otra “paradoja de la austeridad”. Pero ya no es posible recrear la clase de aquel día de otoño de 1976.
Si la política pisoteó su sapiencia, al ser cesada en el cargo de ministra prematuramente (a los dos años), la muerte no ha sido menos zafia e intempestiva al privarle de su enorme vitalidad a los 52 años.
Goian bego, María Jesús
Goian bego
Dice mucho de tu «talante» la confesión de tu admiración por una alumna.
Deseo unas felices navidades para tí y tu familia y que el resto de los días tengan el mismo cariz.
Zorionak (espero que se escriba así)
Yo también tuve la oportunidad de conocer a Maria Jesús. Gracias a Chema tuve la oportunidad de conocerla támbién en el seno de la Asociación de la Economía de la Educación. De hecho Maria Jesús formó parte del tribunal de mi tesis doctoral. Aún guardo los «comments» que me hizo…Su muerte prematura también me ha impactado y causado gran pesar. Estoy triste. Hasta siempre Maria Jesús.
Una verdadera pena…..Parecía una gran mujer. Me he quedado de piedra cuando lo he leído.
Un abrazo Txema