Lidia de credos
Mil razones en contra de la tauromaquia no estocarán la devoción que sienten por ella sus aficionados. Ni otras tantas que éstos esgriman para defenderla afeitarán la convicción con que embisten los animalistas (sus detractores). Y es que en este asunto hay corrida de pasiones más que de razones. El raciocinio huye por el burladero ante el empuje del apasionamiento.
El ex-matador Luis Francisco Esplá acaba de reconocer que en este ruedo no hay lidia racional, sino de credos. En unas manifestaciones hechas en los Cursos del Escorial organizados por la Universidad Complutense de Madrid, Esplá ha comparado la cuestión de la tauromaquia con la cuestión de Dios al referirse a los animalistas como “ateos taurinos” y exigirles que respeten los credos y devociones de los aficionados, que en su apreciación serían los teístas. También cree que “el toro no tiene los mismos derechos que otros animales” (sic). Según su fe, este animal estaría predestinado genéticamente a ser sólo un “toro de lidia”, sin derecho a una vida más libre y placentera como otros animales.
Debo de ser hombre de poca fe en cuestiones de tauromaquia pues no percibo nobleza ni arte en la secuencia de acorralar, banderillear, picar, estocar, descabellar y arrastrar ‘post-mortem’ a un ser vivo tan espléndido. Si este espectáculo es cultura, prefiero no ser persona culta.
No soy taurófilo pero tampoco me declaro antitaurino. Tendría que ser «antimuchascosas» y sobre todas ellas la caza.
Respecto a las corridas opino que no es necesario prohibirlas. La falta de interés de la mayoría (entre los que me encuentro) va a propiciar que desaparezca por sí sola. No hace falta matar la «fiesta», está ya agonizando. Un abrazo
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