Sobre la ‘cosa pública’ (2): la atracción del ‘lado oscuro’.
Ha habido otros muchos casos, tan sonados como éstos, de ex-políticos o gestores de la ‘cosa pública’ que, tras el cese o abandono de sus cargos, se han hecho de oro en el campo privado explotando la red de contactos e influencias (experiencia, dicen eufemísticamente) que adquirieron mientras administraban el bien común. Estamos tan acostumbrados a verlos en candelero, como “hijos de la luz”, que inevitablemente, cuando dan este salto tan brutal, pensamos que se han pasado al “lado oscuro”, seducidos por el “becerro de oro”.
Pero no…, no caigamos en la tentación de ser jueces demasiado severos. No vayamos más allá de donde llega el señor ofendido en la parábola del administrador infiel, pues aquél elogia la sagacidad de éste sin cebarse en la condena de su conducta previa. Pongamos en práctica sólo la moraleja de este cuento bíblico siendo ex-post tan astutos como ellos fueron ex-ante. En el luminoso libro de la historia, donde se anotan y ponderan los verdaderos méritos de quienes han manejado la ‘cosa pública’, rebajemos desde cien a ochenta, a cincuenta… e incluso hasta a cero, según los casos, el reconocimiento social póstumo de quienes, sin apenas o ningún pudor, han terminado sirviendo en el ‘lado oscuro’.